Usuari:Maria.sangar/Comprensión lectora en formato impreso versus digital

Actualmente, existe un debate muy presente en la sociedad sobre la calidad y el resultado de la comprensión lectora en función del formato, impreso o digital, del texto leído. Es decir, sobre si se obtiene el mismo rendimiento al leer dependiendo de si el texto se nos presenta en uno u otro formato.

Es evidente que ambas formas de lectura presentan unas ventajas y unos inconvenientes, pero, según las prioridades del lector, se preferirá un formato al otro, independientemente de la norma general o de los estudios científicos realizados. Por ejemplo, si una persona prioriza el factor peso, probablemente escogerá antes el formato digital que el impreso; en cambio, si a otro individuo le da igual este aspecto, pero detesta el hecho de no sentir el tacto de las hojas de papel, posiblemente preferirá el texto impreso.

Expertos, como Luis Miguel Martínez Otero, defienden la indiferencia del formato frente a una mejor o peor comprensión: “lo importante es leer”, afirma, la importancia del soporte es secundaria.[1] Pero la mayoría de científicos y estudiosos sobre este asunto concluyen que está demostrado que, a día de hoy,  el cerebro tiene más facilidad para leer en papel físico.[1][2][3][4][5] Muchas investigaciones demuestran que el hecho de leer a través de una pantalla, por lo general, dificulta la concentración, la memorización y, consecuentemente, la comprensión lectora. Además, las pantallas con brillo propio o retroiluminadas suelen provocar una mayor fatiga visual.[2]

Este hecho (que el cerebro tenga más dificultad para comprender un texto digital) se puede atribuir a diversos factores. En primer lugar, el formato digital pierde el contexto, la experiencia física, y provoca en el lector cierta desubicación. A su vez, aumenta la dificultad para elaborar mapas mentales porque el lector pierde la idea de conjunto a través de los sentidos. Como explica Maryanne Wolf, neurocientífica de la Universidad de Tufts, el formato digital elimina muchas referencias: la extensión, el volumen físico, las esquinas, los márgenes… y otros factores que refuerzan la memoria visual.[6] Ferris Jabr, en su artículo “Por qué el cerebro prefiere el papel”, expone que los formatos digitales imposibilitan que el lector explore el texto de forma intuitiva y componga una estructura mental de este.[2] En el formato digital, la mayoría de los sentidos quedan anulados: la textura de las páginas, su olor, el peso y el volumen de la parte del libro que ya hemos leído y de la que no, etc. Se puede decir que se pierde la parte física y sensorial de la lectura, la cual también aporta información.  

Otro factor que influye en que, por lo general, resulte más complicada la comprensión en formato digital es que frecuentemente aboca a un mayor grado de distracción que el papel. Este hecho puede atribuirse en parte al uso de hipervínculos, los cuales incitan al lector a saltar de web en web y, en muchas ocasiones, provocan que se pierda el hilo argumental o se preste menos atención al texto inicial.[7] Además, si se lee en línea, muchas veces el texto se encuentra rodeado de anuncios, juegos, imágenes desvinculadas del tema, etc., que abocan a la dispersión. Usualmente, el entorno digital se relaciona con muchas más cosas aparte de la lectura, mientras que un libro en formato impreso, por ejemplo, solo se relaciona con leer. Este hecho predispone al lector de una forma u otra y, de manera más o menos consciente, se concentrará más o menos en la lectura. Por otra parte, cuando se lee en formato digital, el lector tiende a leer más rápido, de forma más diagonal y menos lineal, rigiéndose más por las palabras clave que por la lectura detallada y profunda.[3]

A pesar de todo, la mayoría de investigadores coinciden en que, independientemente de si un formato es mejor al otro, el digital ha llegado para quedarse y que, por lo tanto, nuestro cerebro va a adaptarse como ha hecho durante toda la historia cuando los nuevos avances lo han requerido. Así, se prevé que los nativos digitales, es decir, la generación nacida en la era digital, ya no presente estas dificultades de comprensión, sino que se adaptará a ambos formatos con facilidad.[1]  

  1. 1,0 1,1 1,2 «Al cerebro le cuesta menos leer en papel» (en castellà). abc.
  2. 2,0 2,1 2,2 «Por qué el cerebro prefiere el papel» (en castellà). Investigación y Ciencia.
  3. 3,0 3,1 «Digital vs papel: ¿Influye el formato en la comprensión lectora? | tecno.americaeconomia.com | AETecno - AméricaEconomía» (en castellà). [Consulta: 17 novembre 2018].
  4. «¿Qué es mejor, leer libros impresos o electrónicos?» (en castellà). eldiario.es.
  5. Perbal, Bernard «Neuroscience and psychological studies sustain the cognitive benefits of print reading». Journal of Cell Communication and Signaling, 11, 1, 2017-3, pàg. 1–4. DOI: 10.1007/s12079-017-0379-5. ISSN: 1873-9601. PMC: PMC5362581. PMID: 28155112.
  6. Wolf, Maryanne. Proust and the Squaid: The Story and Science of the Reading Brain. 
  7. Baron, Naomi. Words Onscreen: The Fate of Reading in a Digital World.